lunes, 1 de octubre de 2012

¡Seguid el ejemplo que Caracas dio!

 
Durante los últimos años, los venezolanos hemos ejercido nuestro derecho a expresarnos mediante marchas. Hemos recorrido millones de kilómetros protestando por diversas razones: por la desidia del gobierno hacia nuestros problemas cotidianos; por la dependencia descarada de todos los Poderes del Estado en un solo hombre; por la injusticia hacia una jueza y hacia periodistas, medios de comunicación y policías; por la inseguridad y pare usted de contar. En cada marcha nos unía nuestro descontento, pero nunca faltó la cálida sensación de saber que no estábamos solos. Cada vez que pasábamos por un elevado, puente o cualquier sitio que nos diera la oportunidad de ver la magnitud de nuestro grito de reclamo, nos inundaba la satisfacción y la esperanza. Después de todo, seguíamos siendo muchos los que no nos conformábamos.
 
Sin embargo, la descomunal marcha de ayer tenía un sabor distinto. El cierre de campaña de Capriles no se trataba de una unión de voces para denunciar esto o aquello, sino de una melodía llena de positivismo, una explosión de alegría. Ya no estábamos ahí jodidos, esperando que alguien nos escuche y vea que no queremos seguir por este rumbo. Ahora estábamos ahí felices, señalando "¡Para allá!", y por fin todos estábamos de acuerdo.
 
 
Los venezolanos valoramos la Democracia (siempre con D mayúscula), y aunque hemos dado muchas cosas por sentadas, por fin hemos coincidido tanto candidato como pueblo en general: cuando el panorama se pinta unicolor, con muchas armas y uniformados demasiado tiempo en el poder y concentrándolo más de lo conveniente, no es hora de discutir ideologías ni de tener debates intelectuales que definan (al menos en papel) el rumbo político de los elegidos, sino de comenzar a trabajar por la gente.
 
De nada nos sirven discursos neoliberales ni revolucionarios si se nos va la luz todos los días. La violencia desbocada siempre habrá que controlarla antes de mirar si me asocio con Merkel o con Ahmadinejad. La gente se hartó de tanta cháchara y sólo quiere una vida normal, donde no haya que rezar todos los días a ver si volvemos vivos a casa y donde la vivienda, el agua y el empleo no sean preocupaciones constantes. Una vida en la que las familias puedan reunirse y hablar de política sin que ello implique que no se pueda hablar de otra cosa, o que alguien deje de ser invitado en la próxima reunión.
 
La fiesta de la Av. Bolívar le dijo al mundo que el espíritu democrático de los venezolanos sigue ahí: lleno de esperanza, lleno de futuro, lleno de colores. No hicieron falta autobuses, ni listas de asistencia, ni amenazas al empleo de nadie para que se desbordara la cuna de Bolívar. Caracas respondió y estuvo a la altura de todos los pueblos, de todas las casas, de todos los estados que ha visitado el candidato unitario.
 
Ahora solo falta la fiesta del domingo. Porque votar siempre ha sido una fiesta, pero esta... ¡esta será apoteósica!
 
Nos vemos el 7-O.

2 comentarios:

Adry dijo...

la verdad fue impresionante y como dices hay mucha alegría entusiasmo y esperanza... en esta ocasión ami también tuvimos algunos autobuses del interior del país... pero todos motivados por su propio entusiasmo... obligado y amenzado nadie...

yo tuve que estar a un lado de la Bolívar porque no entré, lo intenté, dos veces... y fue imposible... pero así, en una calle lateral, llena de gente también, deje mi entusiasmo por este nuevo camino!

Besito

Zhandra Zuleta dijo...

Amiga, cuando digo que no hicieron falta autobuses me refiero a las 191 unidades de transporte de diferentes ministerios que conté una noche que volvía de Mérida y al día siguiente el otro candidato tenía una alocución en la Av. Bolívar. Y aquí también quiero aclarar que SOLO conté los que tenían expuesta una institución estatal, porque en medio había muchísimos más que no decían nada.

Yo también iré en un autobús a votar el domingo... lo hemos pagado entre todos porque llegar desde aquí hasta nuestro centro de votación en Barcelona cuesta unos 180 euros, sin contar con las comidas. Desde ya te digo que nos montaremos en el autobús del progreso desde las 2:00 am, mucho antes de que los venezolanos en Venezuela puedan ir a votar, pero con el mismo entusiasmo y la certeza de que hay un camino y de que nuestro voto es esencial para llegar a él.

¡Tú cumpliste ayer y nosotros no dejaremos de hacerlo el domingo!

Un besito y siempre gracias por leer :)