lunes, 19 de noviembre de 2012

Una muerte inventada

Laura arrastra los pies. No sabe caminar de otra forma, puesto que está llena de pesadumbre. Es joven, bella y muy culta, pero lleva consigo una tristeza superior a su ser.
 
Sabe que no hay nada qué hacer. Su fin está tan cerca que su comienzo apenas puede distanciarse de él. Mira la ciudad mientras espera... Suspira y siente la brisa en su piel. Le daría frío, de no ser porque el sol la acaricia también.
 
Laura ha llegado hasta aquí, al cortafuegos de la subida de San Bernardino de El Ávila, sabiendo que ésta será la última vivencia que tendrá. Y lo aprovecha todo: los colores, el cielo, el olor a monte húmedo.
 
Está sola, pero recuerda que un día estuvo allí con alguien especial. No lo tiene muy claro porque su pasado, como toda su existencia, depende de mí. Cierra los ojos y sonríe mientras recuerda la música que llevaron ese día allí. Era rock. Al resto del mundo no le pega ese tipo de música en ese sitio, pero a ellos dos, en ese momento, sí.
 
Un ruido entre la hierba hace que vuelva a su realidad. Por un momento, Laura creyó sentirse agradecida por existir. Pero vuelve la tristeza acompañada del conocimiento, porque no hay nada que aleje más al hombre de la felicidad que el saber. Laura sabe, muy bien, que sólo está allí porque así lo quiero yo.
 
¿Cómo esperar a la muerte? De pie, sin duda, dirían algunos. Pero ella no es fan de las cursilerías semióticas. ¿Sentada sobre el cortafuegos? Tal vez. Eso había pensado una vez que su mente dejó de torturarla preguntando cómo sería morir. La forma, pensó, es lo que más preocupa. Miró hacia arriba intentando buscar en mí algo de compasión. Para ser honesta, aún no lo he decidido.
 
Una serpiente se aproxima a ella por detrás. ¿Has sido buena, Laura? Voy a decidir que sí. La serpiente vira y se aleja sin ser percibida por ella.
 
Laura se echa y abre los brazos. Cierra los ojos y piensa "No seas cruel". Tiene razón. No tengo motivos para serlo. Ha sufrido suficiente sabiéndose un capricho de mi mente. Sólo una vida inventada para poder acabar con ella en pocas líneas.
 
Hace rato se fue el sol. Laura sigue tendida en el suelo, con los brazos abiertos y los ojos cerrados. La noche estrellada a través de las sombras de los árboles le dio mucho vértigo. Prefiere cerrar los ojos y visualizar la ciudad. Su ciudad. Sus luces. Su caos. Y de repente... la nada.


 

miércoles, 10 de octubre de 2012

Después de la tormenta

 
No lo voy a negar: desde el segundo en el que Tibisay Lucena pronunció las terribles palabras que todos temíamos oír este domingo, he estado aturdida entre la incredulidad, la tristeza y el miedo por el futuro de mi país.
 
Todos los que confiamos en que la paz, el progreso y la unión volverían a Venezuela tuvimos un primer momento de shock, que se fue para dar paso a la rabia e indignación. Todos, aunque ahora salga alguno diciendo que ya lo sabía, sentimos como mínimo una decepción.
 
Tras estos días de luto y aunque me ha costado un poco, he aceptado la idea de que perdimos, y acto seguido me propuse entender a esos 8 millones de venezolanos que siguen votando por un gobierno corrupto, excluyente, violento, ineficaz. ¿Cómo es posible que sigan siendo tantos?
 
Parte de la respuesta vino al ver mi muro del Facebook. Y aquí quiero aclarar que entiendo perfectamente que teníamos que desahogarnos, que fue un impacto terrible y que las primeras publicaciones fueron totalmente viscerales, pero...
 
Tenemos que entender que hay muchas personas que no piensan como nosotros, que no han tenido las oportunidades que hemos tenido nosotros y que, aunque por alguna razón hayan coincidido en algún círculo social nuestro, han visto en esta mal llamada "revolución" una aliada. Por eso, cuando insultamos a los chavistas por ignorantes, por arrastrados, por vendidos, por resentidos o por lo que sea, reforzamos su idea de que los despreciamos.
 
Esa idea, por supuesto, no ha salido de la nada. Ha sido implantada y repetida durante 14 años por el gobierno, y el resultado ha sido que en un país con uno de los mayores mestizajes del mundo, de repente creemos que hay racismo, y un clasismo que casi ni existía ahora parece enorme.
 
No me malinterpreten: ricos que han despreciado a los pobres y gente que preferiría ser catira han existido siempre. La cosa es que no eran tan representativos como ahora, y desde luego eso no ha ayudado a que un hombre "de buena familia", con estudios superiores y un lenguaje acorde al cargo al que aspira fuera bien recibido por los que han escuchado el discurso de Chávez durante todo su mandato.
 
Otra de las razones por las cuales el presidente tiene tan buenos resultados es su inmensa capacidad mediática. Es injusto, corrupto y horrible, pero es así. Pdvsa ha sido la caja fuerte del aparato de campaña de Chávez, y eso no sólo ha repercutido en más vallas, en bonos de la nada para todos los empleados públicos, en las horas y horas de cadena propagandística semanal; sino también en muchos chinos, iraníes y ecuatorianos que estrenaron cédula en esta elección. ¿Hubo fraude? Sí, pero no electrónico.
 
Con esto no quiero decir que haya que abandonar la lucha democrática y abstenerse de votar por miedo a legitimar un fraude, NO. El error que cometió la oposición en las elecciones parlamentarias de 2005 no puede volver a repetirse nunca más. Entre otras cosas, es por ese error que Chávez puede volver a reelegirse por tercera vez consecutiva. De no haber tenido mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, la misma Constitución le hubiera impedido repetir el primer mandato consecutivo, y probablemente nunca se hubiera desconocido el deseo del pueblo en el referéndum porque nunca hubiera habido tal (ni los poderes especiales que permitieron desconocerlo, claro).
 
El fraude en el Registro Electoral no es suficiente para dar ganador a uno u otro candidato, por lo que, aunque represente una desventaja, no vale la pena anunciarlo a los cuatro vientos, desanimando así a muchos opositores que creerán que su voto no contó ni contará para nada.
 
El miedo fue otro de los factores que manejó Chávez a su antojo. El miedo al caos, el miedo a perder el empleo, el miedo a que quiten las misiones. Nos parece que habíamos trabajado lo suficiente para erradicar todo eso, pero la verdad es que Caracas no es Venezuela y lo que se diga en Globovisión solo lo oyen los opositores. Cuando viajas por el interior del país y solo aparece la cara de Chávez incluso en los estados con gobernaciones de oposición, ten por seguro que muchos de sus habitantes han oído poco más de lo que les ha dicho VTV.
 
Por último, creo que Chávez ganó porque hay aún un amplio sector de la población que, sencillamente, lo adora. Él representa el hijo de cada casa de pueblo, el ahijado bonachón que siempre está pendiente de todos, en especial de la abuela. Es el hermano que se la pasa cantando y que ahora anda muy ocupado con sus cosas, pero ya volverá. Sí, creo que aún hay gente que pone esa imagen por encima del que dice que da igual que no tengas luz, agua o seguridad porque lo que importa es "la revolución".
 
Si hace algo mal, es porque lo tienen engañado, pero en general está pendiente de nosotros: con los médicos cubanos en el barrio, con las ayudas a las adolescentes embarazadas, con los títulos de propiedad de nuestro rancho -que no sabemos cuándo se caerá, pero ahora es nuestro-.
 
Una vez que creo que he descubierto al menos las principales razones por las que el comandante presidente volvió a ganar las elecciones, me dispongo a pensar qué debemos hacer para que deje de ganarlas.
 
Está claro que la oposición contaba por primera vez con un proyecto de país concreto, con un mensaje único y positivo, con identidad propia. Es decir, ya no se trata de "quitar al hombre" sino de "poner a uno que de verdad vale la pena". ¡Qué diferencia! Pero esto logró convencer a 6 millones y medio de venezolanos... ¿y los demás?
 
A los demás hay que escucharlos, saber cuáles son sus temores y expectativas, y eso sólo puede hacerse como lo ha intentado Capriles -sólo que le faltó más tiempo-: yendo a verlos.
 
A los demás hay que quitarles el miedo. Cada voto cuenta, y es absolutamente secreto.
 
A los demás hay que incluirlos, respetando su postura aunque no sea la misma que la nuestra y reconociendo que es muy probable que su situación económica o social haya mejorado gracias a Chávez.
 
Pero sobretodo, el cambio debe empezar en nosotros mismos. Basta de exigir inclusión y a la primera de cambio insultar al otro.
 
Basta de gritar "fraude" sin pruebas más que nuestras ganas de que así fuera -por aquello de que es mejor creer que nos han robado a asumir que la gente prefiere un futuro rojo rojito-.
 
Basta de ver a los chavistas como seres inferiores, ignorantes, vendidos o resentidos. Esto solo nos aleja de ellos y le da la razón a Chávez.
 
Y, por último, basta de lutos, lágrimas y autocompasión. Hemos sumado dos millones de aliados con una campaña de 3 meses, adversando a un candidato que usó todos los recursos mediáticos del Estado para su propaganda continua que lleva ya 14 años. Ahora tenemos un proyecto de país y un líder unitario. Hemos logrado movilizar a mucha gente pero aún faltan más. Tenemos unas elecciones importantes en diciembre y sigue habiendo mucho que hacer.
 
Así que recuperémonos pronto, porque es el momento de seguir sumando voces a la esperanza de que ¡hay un camino!
 
"El presente no es más que el esfuerzo del pasado por convertirse en porvenir"
Miguel de Unamuno



lunes, 1 de octubre de 2012

¡Seguid el ejemplo que Caracas dio!

 
Durante los últimos años, los venezolanos hemos ejercido nuestro derecho a expresarnos mediante marchas. Hemos recorrido millones de kilómetros protestando por diversas razones: por la desidia del gobierno hacia nuestros problemas cotidianos; por la dependencia descarada de todos los Poderes del Estado en un solo hombre; por la injusticia hacia una jueza y hacia periodistas, medios de comunicación y policías; por la inseguridad y pare usted de contar. En cada marcha nos unía nuestro descontento, pero nunca faltó la cálida sensación de saber que no estábamos solos. Cada vez que pasábamos por un elevado, puente o cualquier sitio que nos diera la oportunidad de ver la magnitud de nuestro grito de reclamo, nos inundaba la satisfacción y la esperanza. Después de todo, seguíamos siendo muchos los que no nos conformábamos.
 
Sin embargo, la descomunal marcha de ayer tenía un sabor distinto. El cierre de campaña de Capriles no se trataba de una unión de voces para denunciar esto o aquello, sino de una melodía llena de positivismo, una explosión de alegría. Ya no estábamos ahí jodidos, esperando que alguien nos escuche y vea que no queremos seguir por este rumbo. Ahora estábamos ahí felices, señalando "¡Para allá!", y por fin todos estábamos de acuerdo.
 
 
Los venezolanos valoramos la Democracia (siempre con D mayúscula), y aunque hemos dado muchas cosas por sentadas, por fin hemos coincidido tanto candidato como pueblo en general: cuando el panorama se pinta unicolor, con muchas armas y uniformados demasiado tiempo en el poder y concentrándolo más de lo conveniente, no es hora de discutir ideologías ni de tener debates intelectuales que definan (al menos en papel) el rumbo político de los elegidos, sino de comenzar a trabajar por la gente.
 
De nada nos sirven discursos neoliberales ni revolucionarios si se nos va la luz todos los días. La violencia desbocada siempre habrá que controlarla antes de mirar si me asocio con Merkel o con Ahmadinejad. La gente se hartó de tanta cháchara y sólo quiere una vida normal, donde no haya que rezar todos los días a ver si volvemos vivos a casa y donde la vivienda, el agua y el empleo no sean preocupaciones constantes. Una vida en la que las familias puedan reunirse y hablar de política sin que ello implique que no se pueda hablar de otra cosa, o que alguien deje de ser invitado en la próxima reunión.
 
La fiesta de la Av. Bolívar le dijo al mundo que el espíritu democrático de los venezolanos sigue ahí: lleno de esperanza, lleno de futuro, lleno de colores. No hicieron falta autobuses, ni listas de asistencia, ni amenazas al empleo de nadie para que se desbordara la cuna de Bolívar. Caracas respondió y estuvo a la altura de todos los pueblos, de todas las casas, de todos los estados que ha visitado el candidato unitario.
 
Ahora solo falta la fiesta del domingo. Porque votar siempre ha sido una fiesta, pero esta... ¡esta será apoteósica!
 
Nos vemos el 7-O.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Diez razones para votar por Capriles Radonski



Luego de leer el artículo de Carlos Alberto Montaner, "Diez razones para votar contra Chávez", me quedé con la espinita y tenía que publicar, compartir y gritar al mundo mis Diez razones para votar por Capriles. Porque no tenemos solo una candidatura desesperada para huir de los males que nos aquejan, sino un candidato capaz, dispuesto a trabajar duro y sobretodo a incluir a todos los venezolanos en sus propuestas.
 
1.- Porque trabaja más de lo que habla. No sólo rindió cuentas, cosa que el otro candidato ha dejado de hacer hace ya muchos años, sino que estas fueron positivas. Más de 3 millones de mirandinos se han beneficiado de la Red Francisco de Miranda, su programa de salud. 200.000 personas han accedido al Plan Hambre Cero. Construyó 42 escuelas y recuperó otras 514 en 2 años. Más de 150 mil alumnos de Miranda han disfrutado de los planes Pila, Mi beca escolar, Mi bulto escolar, Mi proveeduría escolar, Mi PAE (Programa de Alimentación Escolar), entre otros. Más de 150 mil personas han accedido al Certificado de Vivienda Mirandino. Más de 2.600 mirandinos han sido capacitados en centros de arte y oficios. El largo etcétera puede verse aquí.
 
2.- Porque su campaña se ha construido sobre la base de propuestas, no de insultos. Los planes Seguridad para Todos, Empleo para Todos, Petróleo para el Progreso y Hecho en Venezuela son algunos de los proyectos presentados por Henrique Capriles. Además, el candidato de la Unidad se ha comprometido no sólo a mantener las misiones creadas por el gobierno actual, sino a mejorarlas, ampliando sus beneficios a todos los venezolanos (no sólo a los rojos rojitos) y administrando mejor sus recursos para evitar la corrupción actual.
 
3.- Porque fue elegido en primarias, en las que ganó con amplio margen. A diferencia del eterno candidato oficialista, a Capriles Radonski lo elegimos entre más de 3 millones de venezolanos. No hubo "dedos" acreditadores, chanchullos ni órdenes de superiores... el pueblo opositor eligió libremente su camino.
 
4.- Porque, a pesar de haber sido puesto a prueba en innumerables ocasiones, no ha caído en la trampa de anteponer descréditos personales a los problemas reales de los venezolanos. Ha sido tildado de "majunche", "burgués", "apátrida", "cochino" y pare usted de contar. Se han metido con su vida sentimental e incluso con su tendencia sexual, aunque los rojos recularon al darse cuenta de la metida de pata. Al parecer, Capriles se ha tomado con soda todas las arremetidas y ha hecho suyo el dicho "a palabras necias, oídos sordos".
 
5.- Porque cuando tuvo que defender el honor de su familia, no se amedrentó. El día que el candidato presidente osó vincular a Capriles con movimientos formados por "neonazis, violentos, fascistas", cruzó la raya y el opositor le plantó cara. "No tiene derecho a meterse con mis orígenes", le dijo el nieto de una superviviente del holocausto. Porque se puede ser cortés hasta con quien no lo ha sido con uno, pero todo tiene un límite.
 
6.- Porque ha logrado unir a todos los sectores de la oposición, donde hay mucha gente preparada y dispuesta a trabajar por un país diferente. Al contrario del otro candidato, quien hasta los mismos chavistas saben la clase de personas por las que está rodeado.
 
7.- Porque no tiene miedo de meterse en los rincones más recónditos del país, donde ya hace mucho que han sido olvidados por el otro candidato. "Por donde pasa, arrasa", dicen quienes han vivido su paso pueblo por pueblo y se han contagiado de la esperanza en un futuro mejor.
 
8.- Porque ha asumido con respeto, convicción y seriedad el compromiso de darle un rumbo diferente a nuestro país, y que los venezolanos volvamos a ser protagonistas de nuestras propias finanzas.
 
9.- Porque ha devuelto la esperanza a los venezolanos en nuestro sistema democrático.
 
10.- Porque lleva nuestra bandera en la cabeza, en lugar de un uniforme militar, y la luce con mucho orgullo.

lunes, 6 de agosto de 2012

La Gorra Vs. El Corazón




Cualquiera que hiciera una lista de las actuaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE) con respecto a las elecciones presidenciales del próximo 7-O, sabría que en Venezuela, el ente comicial da vergüenza.


Primero, los venezolanos tuvimos que presenciar la renuncia del candidato de la Unidad (Oposición) a su cargo como Gobernador del Estado Miranda, porque al hacerse aspirante a la Presidencia, el CNE estimó que incurriría en un conflicto de intereses y descuidaría el cargo para el que fue elegido, centrándose en su campaña.


Si usted cree que el organismo tenía razón, pregúntese por qué Capriles no puede ser gobernador y candidato y Chávez puede ser presidente, comandante, candidato, capitán del equipo y novio de la madrina, y nadie (en el CNE) duda de su buen desempeño en el único cargo para el que fue elegido.


Posteriormente, el mundo fue testigo del abuso de los recursos del Estado por parte del candidato presidente, al usar reiteradas veces las cadenas de radio y televisión, así como los micros propagandísticos que obligan a transmitir gratuitamente en todos los medios de comunicación, para hacer su campaña personal y partidista.


Sí, y si usted cree que el CNE hizo algo al respecto, está en lo cierto: Abrió averiguaciones administrativas a Venezolana de Televisión por "presunta campaña por cuenta propia", y de paso al Comando de Campaña de la Unidad por transmitir un poco más de los permitidos 3 min. diarios de propaganda en televisión.


La Unidad quería que quedara firmado en un pacto de fair play, un compromiso por parte del inquilino de Miraflores de no abusar de su poder, no solo con las cadenas, sino con el uso -mas bien abuso- de autobuses de alcaldías, gobernaciones y ministerios y con el amedrentamiento a trabajadores públicos para que se vean obligados a asistir a sus actos de campaña, además de usar -de nuevo, abusar- de organismos del Estado como las Fuerzas Armadas. Con el acuerdo, el CNE también se comprometería a velar por que estas normas se cumplieran, pero no.


Al candidato presidente no le gustó este acuerdo, así que puso otro donde nada se mencionaba sobre los recursos del Estado. ¿Adivina cuál fue el elegido por el ente rector? No, ni siquiera se dieron a la tarea de unir ambos en uno nuevo. Tal cual lo entregó Chávez, tal cual se puso sobre la mesa para que Capriles sí se comprometiera a obedecer las normas de Chávez, pero Chávez no tuviera que firmar nada donde solo se dice lo que la Constitución ya lo obliga a cumplir.


Pero, ¿cree que es todo? Pues, todavía hay más.


Resulta que el órgano del Estado encargado de velar por la transparencia, equidad y perfecta ejecución de las elecciones, considera que unos micros producidos por una organización civil llamada "Ciudadanía Activa", deben ser censurados, puesto que -al parecer y según la nueva definición del CNE-, la denuncia en realidad es una campaña de desprestigio del equipo de la Oposición hacia el comandante presidente.


Sí, el candidato rojo puede llamar "majunche", "burgués", "apátrida" y todo lo que se le ocurra a Capriles, ¿pero un grupo de venezolanos muestra en unos videos lo que ocurre en el país? Eso no puede tolerarse.


Por ahora no parece muy justa la cosa, pero es que hemos llegado al colmo del absurdo, a la falta de respeto del ente electoral hacia el intelecto de los venezolanos. Resulta que ahora los señores del CNE llaman la atención -vía rueda de prensa, porque no hay seriedad ni siquiera para un comunicado- al comando de campaña de Capriles porque "el flaco", como llama la gente al candidato, usa una gorra con el tricolor nacional en sus actos de campaña.


Eso, según la peculiar forma de entender la ley electoral de los rectores, va en contra del artículo de dicha ley que obliga a los aspirantes a respetar los símbolos patrios -supongo que así entienden el "no-uso"-, en las campañas electorales.


El comando de campaña de la Unidad responde a esto que Capriles seguirá usando su gorra por dos razones: 1.- No ha recibido un llamado de atención formal y directamente dirigido a su candidato, y 2.- La ley hace referencia a las propagandas, no a los actos de campaña.


Esta respuesta es recibida por quienes nos oponemos a este régimen y su empeño por pisotear la Constitución, los derechos y las libertades de los venezolanos, como un esperado "YA BASTA". El CNE lo recibe como una malcriadez de quien, OSAN sugerir los representantes del ente, podría estar "buscando victimizarse frente a una posible sanción".


Si a usted no le parece descarada esa declaración, probablemente no sepa que la campaña mediática de los rojos usa un corazón con el tricolor nacional, al que, al parecer, no aplica la ley de los símbolos patrios -ni tampoco la Lopna (Ley Orgánica de Protección a los Niños, Niñas y Adolescentes), ya que aparecen tres menores de edad en primer plano solo en uno de los micros-.


Si aún le quedan dudas y cree que los del CNE se equivocaron y están aplicando la cosa a los actos de campaña, le invito a ver cualquiera de los actos rojos: Lo primero que oirá será el Himno Nacional.


En conclusión, yo diría que menos mal que no me toca defender la actuación del Consejo Nacional Electoral, porque en cuanto a su imparcialidad, sólo recuerda a la precisa frase de Ionesco en su obra absurda La cantante calva: "¡Qué cascada de cagadas!".

*Muchas gracias a Adry por su apoyo en la búsqueda de referencias.


miércoles, 11 de abril de 2012

Diez años sin respuestas

Foto: zonatwive.wordpress.com

Debería escribir algo sobre el décimo aniversario del trágico 11 de abril de 2002, que dejó un saldo de 19 muertos y unos 150 heridos en Caracas ("Dejó un saldo de" me suena terriblemente impersonal, además de que se dice súper rápido, pero "es lo que toca" aquí).

Debería usar también este medio para decir que está prohibido olvidar. Que esos compatriotas han perdido la vida inexplicable e impunemente y que no podemos desistir de exigir que se haga justicia en sus casos.

Debería mencionar el caso de las personas encarceladas por algunas de estas muertes, y cuya culpabilidad no ha sido totalmente probada.

Debería indignarme más hoy al ver que nada se ha esclarecido para los venezolanos y seguimos sin respuestas claras una década (sí, 10 años) después.

PERO NO.

Escribir hoy por esos 19 venezolanos caídos me parece una falta de respeto para ellos, para los 19 mil muertos que hubo el año pasado, los de los últimos 10 años y los 105 que han muerto sólo en lo que va del mes de abril en Caracas.

Escribir sólo por una fecha sobre los 150 heridos mientras marchaban ejerciendo su derecho a apoyar una u otra postura política, me parece una bofetada para la Jueza Afiuni y los miles de venezolanos inocentes que están en prisión sin que si quiera se les haya juzgado.

Hablar del paro petrolero, de la irresponsabilidad de los dirigentes de la CTV (que llamaron a una huelga y luego no movieron un dedo para defender a los trabajadores despedidos por acatarla), de la intolerancia de los que exigían mediante la violencia que otros dejaran de trabajar; me parece un insulto para todos los que han perdido toda una vida de esfuerzo porque a un rojo rojito se le ocurrió que debía expropiar su hacienda, para luego no hacer nada con ella.

La situación del país no está como para esperar fechas "representativas" para indignarnos por las injusticias de entonces. Mañana también estará prohibido olvidar a todas las víctimas del hampa y la violencia en las calles. También estará prohibido olvidar a los numerosos presos que no han tenido un juicio justo y viven en un infierno sin posibilidad de defenderse. También estará prohibido olvidar que la producción nacional ha quedado arrasada por una ola de socialismo que no sólo desprecia el valor del trabajo sino que demoniza la idea de producir cualquier cosa.

Hoy, 11 de abril, a 10 años de las lamentables muertes de 19 venezolanos, está prohibido olvidar todas las injusticias y la impunidad que reina en nuestro país. Y mañana también.

domingo, 1 de abril de 2012

Pobrecitos los chavistas

Imagen: Ovario.wordpress.com

Cada vez que leo las noticias del día, o un artículo de opinión; cada vez que hablo con alguien que ha ido a hacer mercado, o que usa el transporte público, o que quiere comprarse un iPod o cualquier producto fabricado en el extranjero; cada vez que intento dialogar con un chavista, sufro.

Sufro de verdad, porque debe ser terrible ser chavista en los tiempos que corren... y yo sé que no son pocos.

Unos por ambición, otros por necesidad. Unos por miedo, otros -los que menos- por convicción. Sea por lo que fuere, en algún momento estos pobres chavistas se ven inmiscuidos en una conversación sobre la gestión del gobierno, y entonces deben defender el llamado "Socialismo del S. XXI" a capa y espada... aunque cada vez con menos argumentos.

¿Que hay pobreza? Eso es culpa de la Cuarta República (para mis lectores no venezolanos, el período democrático comprendido entre la caída de la última dictadura hasta la llegada de Chávez al poder).

¿Que hay delincuencia? Eso es culpa de la CIA, que está metidísima en el país intentando desestabilizarlo.

¿Que la oposición no se pone de acuerdo? Eso es porque son los mismos de siempre, adecos y copeyanos, que no logran controlar su ambición desmedida y ya se han repartido el país para cuando "supuestamente" vuelvan al poder... pero eso no sucederá, porque "NO VOLVERÁN".

¿Que hay basura en las calles? Eso es porque los trabajadores de las empresas encargadas de limpiar están saboteando nuestra gestión.

¿Que hay inseguridad? NO. Eso es una "sensación" creada por "los medios de comunicación golpistas" que intentan generar pánico en la población.

¿Que hay inflación? Eso también es culpa de la Cuarta.

¿Que hay escasez? Eso es culpa de los empresarios que están acaparando los productos para venderlos más caro.

¿Que hay un montón de damnificados y otros venezolanos sin vivienda digna? Eso... lo estamos resolviendo (13 años después, casualmente en año electoral).

¿Que hay fallas en el servicio eléctrico? Eso también es por saboteo.

¿Que hay un derrame petrolero y las aguas de las presas se contaminaron? Mentira. Yo toda la vida he tomado agua del chorro (dice el ministro... en mi casa nunca se ha podido tomar agua del chorro, y cuando hay epidemias de cólera hervíamos hasta el agua con la que nos cepillábamos los dientes).

¿Que hay corrupción? Sí, pero es que no es Chávez, es la gente con la que se rodea y él, pobre, no sabe nada.

¿Que es verdad que hay inseguridad? Bueno, está bien. Pero eso no es un problema político.

¿Que la oposición ahora sí se puso de acuerdo? Ah, pero este candidato no vale porque es un "majunche", "fascista", "golpista". Es más digno que se busquen otro.

¿Y si la oposición se busca otro? Qué oposición tan descarada que pasa por encima de sus propios seguidores, que eligieron democráticamente al "majunche", "fascista", "golpista".

Y así, pare usted de contar. En 13 años de gobierno las tasas de inseguridad se han multiplicado, las calles están inundadas de basura, no hay productos en las estanterías, muchas empresas han quebrado y otras se han ido del país (incrementando el desempleo), la producción nacional se ha visto arruinada con la pila de expropiaciones (¿o robos?) que se han producido en empresas o haciendas que luego se vuelven estériles.

Los venezolanos sufren cada mes para poder ajustar las cuentas entre su salario y el costo de la cesta básica, muchos no tienen viviendas, temen por sus vidas cada vez que salen a la calle, pasan las de Caín intentando transitar por las calles llenas de huecos... y para ellos no hay dinero.

Para los que sí hay dinero es para los chinos, cubanos, iraníes.

Hay dinero para construir escuelas en Nicaragua, mientras las nuestras se caen por la falta de mantenimiento y son saqueadas sin ningún tipo de castigo para los perpetradores.

Hay dinero para dárselo a un hospital de Uruguay que más bien parece el Montevideo Hilton, mientras los hospitales nacionales que quedan en pie ya no tienen ni médicos. ¿Y los CDI? Buena idea, pero hubiera sido mejor invertir ese dinero en los hospitales, pagándole a los médicos y enfermeros venezolanos que, después de todo, sabemos que han sido bien formados. La familia de un muerto en un CDI no tiene a quién reclamar una mala praxis -de haberla-, puesto que no hay ningún tipo de responsabilidad legal de los tratantes cubanos en el territorio venezolano.

Hay dinero para campañas. Hay MUCHO dinero para MUCHAS campañas. Todos los días. A todas horas. En todos lados.

Y al final... sólo hace falta ver alrededor para saber que no estamos, ni mucho menos, en el nivel que tuvimos cuando estábamos en la Cuarta. Obviamente no era una democracia perfecta, pero al menos era una democracia para los venezolanos.

Y entonces vuelvo a padecer por los chavistas, porque hay que aprenderse tantas respuestas y ser tan incoherentes con la realidad, que tiene que ser agotadora cualquier conversación sobre política. Y últimamente, de esas hay muchas.


viernes, 27 de enero de 2012

La cruz de Rosinés

Cuando yo tenía 14 años seguía siendo una buena niña. Suena muy mal que lo diga yo, pero la verdad es que mis ataques de adolescencia no fueron muy grandes, aunque sí conozco gente que no se aguantaba ni a sí misma en esa época.

Más que sentir rabia hacia mis padres, creo recordar que me avergonzaba un poco de mi familia... No es que tuviera razones, sino que a esa edad me parecían muy chéveres (guays) mis amigos y muy aburridos mis familiares. Y eso que a ninguno de ellos les daba por hablar durante 10 horas sin parar.

En medio de este torbellino mediático que ha significado la foto de la hija de Hugo Chávez, Rosinés, con un manojo de dólares en las manos, he leído mucha indignación, frustración y rabia de parte de los millones de venezolanos que hemos tenido que pasar por la pesadilla de armar las fulanas carpeticas de Cadivi, y mantener -hasta casi subir al avión- la incertidumbre de si nos otorgarán o no la cantidad de divisas estipulada por el gobierno (que no es que nos la dé el gobierno, es que el gobierno nos autorice o no a cambiar nuestro dinero a divisas).

Entiendo perfectamente toda la rabia y la frustración. Soy perfectamente consciente de que la indignación que siente la gente a la que se le ha dicho que tiene un cupo aprobado y luego no pasan las tarjetas en el extranjero, está completamente justificada. He sido víctima del estrés de pasar una noche armando carpeticas para que luego no me den nada... o mejor dicho, no me dejen hacer lo que quiera con el dinero que he ganado con mi esfuerzo. Sin embargo, no puedo dejar de ponerme en el lugar de Rosinés.

Para empezar, esa niña tiene 14 años: uno de campaña y 13 de gobierno del padre, en los cuales se ha encargado de verse más en la televisión que en el espejo. ¿Y su hija? Su hija, la menor y consentida (qué quedará para los demás), ha venido muy bien para uso propagandístico por parte de su padre. "La morrocoya de Rosinés" es famosísima (una mascota criollita que acerca al señor presidente a sus súbditos y lo hace más humano, aumentando su popularidad). "Rosinés se percata de que el caballo del Escudo Nacional va hacia la derecha", y ya tenemos una excusa para cambiar otro de los símbolos patrios, desvinculándonos claramente de todas las gestiones anteriores. "¿Ser rico es malo, papá?", pregunta (supuesta y convenientemente) la niña, dando pie a que su ingenioso y carismático padre aclare algunas dudas que puedan surgir entre sus creyentes...

Ciertamente, Rosinés ha vivido con un lujo que muy pocos venezolanos han podido conocer (me atrevería a decir que ha tenido más lujos que muchísimos de los hijos de los denominados "oligarcas", que supuestamente habían acabado con el país antes de que Chávez viniera a defendernos de ellos). Sin embargo, no deja de ser una adolescente de 14 años.

Criticarla por querer tomarse fotos con Justin Bieber o con Mily Cirus, con un fajo de dólares (de paso, de baja denominación) o en un concierto de Madonna, no es sólo poco ético, sino injusto. Otra cosa es que la niña pueda hacerlo porque el padre ordene que se cumplan todos sus deseos, y allí ya no criticamos a la adolescente, sino al padre. Supongo que si mi padre hubiera tenido el poder para hacer que los de Menudo vinieran a tomarse una foto conmigo, yo habría hecho todo lo que estuviera en mis manos para que se hiciera realidad mi sueño. ¿Y quién no? Que tire la primera piedra, pues.

Esta chama no tiene la culpa de que su padre sea quien es. Los venezolanos somos los responsables de eso. Ella tampoco tiene nada que ver con la postura política de sus progenitores, y es muy injusto que cargue con el peso de no poder actuar como una adolescente más, porque automáticamente se convierte en material propagandístico de la oposición. Seamos serios: ¿no es eso lo que criticamos de los ultra creyentes de VTV?

Critiquemos al padre todo lo que queramos. Él es quien nos ha dicho cómo tenemos que vivir los demás y luego vive de otra manera. Hablemos de su mamá, que no sólo es mayor de edad y ha hecho propaganda junto a él, sino que ahora está súper operada y es catira a la fuerza (rubia de bote), aunque pregone que los pitiyanquis son otros. Denunciemos a viva voz a los ministros, gobernadores y al resto de súbditos privilegiados del presidente, que han usado el dinero de todos los venezolanos para tener más mansiones, terrenos, viajecitos y lujos a cuestas que todos los corruptos de la cuarta juntos (y luego vienen a decirnos que ahora, con el socialismo, no sólo todos somos iguales sino que estamos mucho mejor que antes). Indignémonos con los desgraciados que han puesto armas en las manos de nuestros niños con la delirante excusa de protegernos de una supuesta invasión que nunca ha sido y nunca será. Contra ellos, todo.

Ahora, llamar "mona" a una menor de edad, por actuar como tal y ser hija de quien es, es lo que nos ha hecho estar donde estamos. Por actitudes como ésa es que la pesadilla de gobierno que tenemos sigue teniendo 40% de apoyo luego de 13 años. Ya sé que ellos hacen lo mismo o mucho peor, usando los medios del Estado para burlarse, insultar y hasta amenazar a los que no apoyan al gobierno, pero el que ellos lo hagan no justifica que nosotros también.

Por esto, y no por el miedo que podamos sentir por meternos con la hija del presidente, me gustaría que dejáramos en paz a Rosinés.

Nosotros siempre podemos (al menos por ahora) apagar la televisión y dejar de escucharlo. Ella, pobre, no.

viernes, 13 de enero de 2012

Me harté de los cuentos del presidente y decidí ponerle corazón a Venezuela

Dado que el presidente va ya para 6 (se lee seis) horas consecutivas hablando en lo que debería ser su rendición anual de cuentas en la Asamblea Nacional, y puesto que ya he revisado la vida del mundo entero y más en el Facebook, el Twitter, Youtube y pare usted de contar, he decidido que seguiré con mi vida y publicaré aquí la primera campaña optimista que me ha gustado para estimular la participación de jóvenes en las elecciones de este año.

A todos los que se hayan calado los cuentos de chaquetas prestadas, hijas cuartobates, choferes jubilados, viviendas por construir , celulares vergatarios y todo lo demás que "adorna" de dos horas en dos horas anuncios tipo "cerraremos el Consulado de Venezuela en Miami", mi sentido pésame...



martes, 3 de enero de 2012

¡Feliz 2012!

Foto: José Manuel Quintana


Cuando Sara se despertó aquel 31 de diciembre, podía casi oler el éxito que le rodeaba. Estaba totalmente convencida de que sería el fin de año más perfecto de la historia: ya tenía listo el menú y todos los ingredientes en la nevera, se había asesorado muy bien para poner la mesa más elegante y acogedora del mundo, había preparado unos regalitos especiales para sus 7 invitados.

Por primera vez en la vida, Sara había logrado convocar a tanta gente a la vez y no sólo no estaba estresada, sino que no podía esperar a que todos vieran lo mucho que se había esforzado.

Salió de la cama, se duchó cantando "Hoy me he levantado dando un salto mortal... porque hoy, algo me dice, que VOY A PASÁRMELO BIEN" (de Hombres G), se puso su ropa cómoda de casa, desayunó  y comenzó a arreglarlo todo. Eran las 10:30 am cuando puso manos a la obra.

Poco a poco todo fue tomando forma: La mesa estaba preciosa, las luces del árbol titilaban acompasadas, cada regalito estaba sobre el plato de cada invitado... "Las 12:00", pensó. "Es hora de sacar el pato de la nevera y especiarlo".

Cuando terminó de almorzar (o comer, según se entienda), recibió el mensaje de texto que todo anfitrión novato teme: "Sari, Ricardo no se siente bien y no sabemos si se recuperará para la cena. Yo te aviso cualquier cosa".

Sara respiró profundo, intentó calmarse y no darle muchas vueltas. "Yo te aviso cualquier cosa"... ¿Por qué no le dicen que no van y ya está? ¿Y por qué esperan hasta las 3:00 pm para avisarle? Ahora la mesa se descuadrará, la comida sobrará y las parejas que no se llevan tan bien tendrán que hablar durante la cena. ¡Sabía que debía invitar a Nora y Alberto en lugar de estos dos!

Pero, determinada como estaba a pasar una velada perfecta, Sara meneó la cabeza, retiró dos platos y sus correspondientes cubiertos y vasos de la mesa, intentó que quedara igual de elegante y acogedora(aunque ya no sería tan elegante), y fue directa a la cocina donde comenzó a cortar las naranjas que irían con el pato en el horno. Eran las 3:30 pm cuando sintió el ardor del cuchillo clavado en su dedo índice izquierdo y, acto seguido, comenzaron a teñirse de carmesí las naranjas.

"%#$&%$/%&/$%#&/%/&(%$$", pensó, mientras corría al baño para alcanzar el botiquín que evitaría que el desastre colorado siguiera esparciéndose por la casa. Se puso alcohol, una curita (o tirita) y comenzó a limpiar las gotas que delataban su travesía de la cocina al baño.

El día se empeñaba en no ir como debía, pero eso no detendría a esta anfitriona. Se concentró en la ensalada, y estaba a punto de terminarla cuando recibió otro mensaje de texto. Sara vio el celular con la desconfianza de quien espera malas noticias, y con la convicción de que ellas no arruinarán su ánimo. "Sarita, lo siento mucho amiga, pero no podremos ir. Espero que te vaya genial y que el 2012 sea maravilloso. Un besito". No, no eran Paloma y Ricardo sino Jesús y Amelia.

Eran las 7:00 pm cuando Sara volvió a tener conciencia de sí. Estaba poniendo los entremeses sobre la mesa, que ahora parecía enorme y por lo tanto ya no había nada de acogedora en ella. Faltaban 2 horas para que los 3 invitados que quedaban aparecieran, y aún faltaba mucho por hacer.

Una vez comprobado que el postre estaba bien cuajado en la nevera, que las uvas estuvieran peladas y colocadas en envases individuales de 12 unidades, que el puré de castañas estaba en su punto y que el champán estuviera en la parte más fría de la nevera, Sara pensó que era hora de comenzar a arreglarse. Eran las 8:00.

Estaba a punto de aplicarse el brillo labial (lo último que se pone una mujer cuando se arregla), cuando sonó el timbre. La pareja que seguía en pie era aburridamente puntual, y Andrés, el novio de Sara, no aparecería en un rato. Sara obvió la incomodidad de atender a los invitados ella sola (los había conocido a través de Paloma y Ricardo, y ahora que ellos no venían se daba cuenta de que no tenía nada en común con ellos) y puso la mejor de las sonrisas cuando abrió la puerta.

Cuando, finalmente, apareció Andrés, ya Carla y Guillermo habían tomado un par de cervezas de aperitivo, se habían comido casi la mitad de los entremeses y miraban con ansia la ensalada. Eran las 10:30 pm cuando Sara miró con horror a un Andrés sudado, con la ropa sucia y las manos negras. "Disculpa, Sara... se me pinchó el caucho viniendo para acá". Sara respiró profundo, de nuevo, e intentó guiarlo hasta el baño evitando que tocara cualquier cosa en la casa.

11:00 pm. Andrés está limpio (o al menos las manos), los invitados están en la mesa y ya es hora de comenzar a cenar. Lamentablemente, el optimismo de Sara se vio totalmente aplastado por la súbita aparición de la curita en la ensalada de Carla. Sara está totalmente avergonzada al verse el dedo cortado y recordar que no tiene la curita desde que "perdió la razón", pero espera compensarlo con su pato al horno. Es la primera vez que cocina y... "¡El pato!". Sara corrió a la cocina como si de esos instantes dependiera que el pato se hiciera o no, y en el proceso se enganchó al mantel, llevándose toda la mesa con ella y salpicando a los invitados con vino, ensalada y restos de entremeses.

Cuando sonó la última campanada, hacía rato que todos se habían devorado las uvas. Aunque Sara quería meterse en una cueva y no salir nunca más de ella, el grupo decidió que no recibirían el año con mala cara, que para eso habían evitado cenar con sus familias. Convencieron a Sara de salir, así de mamarrachos como iban, a cenar al primer McDonald´s 24 horas que encontraran en el camino. Se llevaron la champaña y bebieron, rieron y escucharon música desde el carro como cuatro adolescentes. Nunca habían piropeado tanto a Sara como esa noche en la calle (era la única que no tenía ensalada encima y se había arreglado bastante bien).

Para cuando todo terminó, Sara había tenido un fin de año genial. Las historias que compartieron con Carla y Guillermo esa noche los unieron muchísimo y todos coincidieron, años después, en que de no ser por la curita, el pato crudo y la ensalada voladora nunca hubieran pasado un año nuevo tan a gusto. Se hizo tradición recibir el año juntos, aunque fue unánime que no fuera Sara la anfitriona (o al menos, sin supervisión).

Moraleja: Esto es ficción. Es fácilmente reconocible porque de haber pasado en la realidad, Sara hubiera sido mundialmente conocida como "La amargada de fin de año". Este final tan incoherente fue escrito con un propósito educativo, y es éste: Todos sabemos que el 2012 seguirá siendo una $#$%# con la crisis y esas cosas, pero que eso no nos impida disfrutarlo igual.

¡FELIZ AÑO NUEVO!