lunes, 6 de agosto de 2012

La Gorra Vs. El Corazón




Cualquiera que hiciera una lista de las actuaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE) con respecto a las elecciones presidenciales del próximo 7-O, sabría que en Venezuela, el ente comicial da vergüenza.


Primero, los venezolanos tuvimos que presenciar la renuncia del candidato de la Unidad (Oposición) a su cargo como Gobernador del Estado Miranda, porque al hacerse aspirante a la Presidencia, el CNE estimó que incurriría en un conflicto de intereses y descuidaría el cargo para el que fue elegido, centrándose en su campaña.


Si usted cree que el organismo tenía razón, pregúntese por qué Capriles no puede ser gobernador y candidato y Chávez puede ser presidente, comandante, candidato, capitán del equipo y novio de la madrina, y nadie (en el CNE) duda de su buen desempeño en el único cargo para el que fue elegido.


Posteriormente, el mundo fue testigo del abuso de los recursos del Estado por parte del candidato presidente, al usar reiteradas veces las cadenas de radio y televisión, así como los micros propagandísticos que obligan a transmitir gratuitamente en todos los medios de comunicación, para hacer su campaña personal y partidista.


Sí, y si usted cree que el CNE hizo algo al respecto, está en lo cierto: Abrió averiguaciones administrativas a Venezolana de Televisión por "presunta campaña por cuenta propia", y de paso al Comando de Campaña de la Unidad por transmitir un poco más de los permitidos 3 min. diarios de propaganda en televisión.


La Unidad quería que quedara firmado en un pacto de fair play, un compromiso por parte del inquilino de Miraflores de no abusar de su poder, no solo con las cadenas, sino con el uso -mas bien abuso- de autobuses de alcaldías, gobernaciones y ministerios y con el amedrentamiento a trabajadores públicos para que se vean obligados a asistir a sus actos de campaña, además de usar -de nuevo, abusar- de organismos del Estado como las Fuerzas Armadas. Con el acuerdo, el CNE también se comprometería a velar por que estas normas se cumplieran, pero no.


Al candidato presidente no le gustó este acuerdo, así que puso otro donde nada se mencionaba sobre los recursos del Estado. ¿Adivina cuál fue el elegido por el ente rector? No, ni siquiera se dieron a la tarea de unir ambos en uno nuevo. Tal cual lo entregó Chávez, tal cual se puso sobre la mesa para que Capriles sí se comprometiera a obedecer las normas de Chávez, pero Chávez no tuviera que firmar nada donde solo se dice lo que la Constitución ya lo obliga a cumplir.


Pero, ¿cree que es todo? Pues, todavía hay más.


Resulta que el órgano del Estado encargado de velar por la transparencia, equidad y perfecta ejecución de las elecciones, considera que unos micros producidos por una organización civil llamada "Ciudadanía Activa", deben ser censurados, puesto que -al parecer y según la nueva definición del CNE-, la denuncia en realidad es una campaña de desprestigio del equipo de la Oposición hacia el comandante presidente.


Sí, el candidato rojo puede llamar "majunche", "burgués", "apátrida" y todo lo que se le ocurra a Capriles, ¿pero un grupo de venezolanos muestra en unos videos lo que ocurre en el país? Eso no puede tolerarse.


Por ahora no parece muy justa la cosa, pero es que hemos llegado al colmo del absurdo, a la falta de respeto del ente electoral hacia el intelecto de los venezolanos. Resulta que ahora los señores del CNE llaman la atención -vía rueda de prensa, porque no hay seriedad ni siquiera para un comunicado- al comando de campaña de Capriles porque "el flaco", como llama la gente al candidato, usa una gorra con el tricolor nacional en sus actos de campaña.


Eso, según la peculiar forma de entender la ley electoral de los rectores, va en contra del artículo de dicha ley que obliga a los aspirantes a respetar los símbolos patrios -supongo que así entienden el "no-uso"-, en las campañas electorales.


El comando de campaña de la Unidad responde a esto que Capriles seguirá usando su gorra por dos razones: 1.- No ha recibido un llamado de atención formal y directamente dirigido a su candidato, y 2.- La ley hace referencia a las propagandas, no a los actos de campaña.


Esta respuesta es recibida por quienes nos oponemos a este régimen y su empeño por pisotear la Constitución, los derechos y las libertades de los venezolanos, como un esperado "YA BASTA". El CNE lo recibe como una malcriadez de quien, OSAN sugerir los representantes del ente, podría estar "buscando victimizarse frente a una posible sanción".


Si a usted no le parece descarada esa declaración, probablemente no sepa que la campaña mediática de los rojos usa un corazón con el tricolor nacional, al que, al parecer, no aplica la ley de los símbolos patrios -ni tampoco la Lopna (Ley Orgánica de Protección a los Niños, Niñas y Adolescentes), ya que aparecen tres menores de edad en primer plano solo en uno de los micros-.


Si aún le quedan dudas y cree que los del CNE se equivocaron y están aplicando la cosa a los actos de campaña, le invito a ver cualquiera de los actos rojos: Lo primero que oirá será el Himno Nacional.


En conclusión, yo diría que menos mal que no me toca defender la actuación del Consejo Nacional Electoral, porque en cuanto a su imparcialidad, sólo recuerda a la precisa frase de Ionesco en su obra absurda La cantante calva: "¡Qué cascada de cagadas!".

*Muchas gracias a Adry por su apoyo en la búsqueda de referencias.