domingo, 28 de agosto de 2016

El andén 9¾ caraqueño

El Metro de Caracas se construyó con un pensamiento artístico: no solo era un medio de transporte, sino que mejoró el paisaje de la ciudad en cada estación, que a su vez estaban pensadas para ser un punto de encuentro agradable rodeado de belleza. 

Incluso cuando todo lo demás comenzó a cambiar en Caracas, cuando la desidia y el mal humor, la inseguridad y la basura empezaron a hacerse muy presentes en nuestra ciudad, el Metro continuó siendo un emblema para los caraqueños. Estábamos tan orgullosos de tener "El mejor metro del mundo", que cuando entrábamos en él cambiábamos totalmente nuestra actitud y volvíamos a levantar la mirada, sonreíamos, no tirábamos nunca un papel en el suelo, cedíamos el asiento a los mayores, discapacitados o embarazadas... O sea, era un portal hacia una dimensión en la que hacíamos gala de nuestra alta capacidad de civilización.

Me gusta pensar que esa dimensión todavía existe. Que esa ciudad amable, artística, bella y que saca lo mejor de nosotros, sigue ahí en alguna parte. Que si seguimos buscando, el portal hacia ella se abrirá y volverán los cafés en las terrazas de Sabana Grande, las tardes de patines en Chacaíto, las lecturas en las afueras de la estación de Colegio de Ingenieros o los paseos tranquilos en el Parque de los Caobos que terminaban con un helado en la cafetería del Museo de Bellas Artes.

Si ese portal existe, ya les digo que está en algún lado del Metro de Caracas. Nuestro andén 9 ¾ caribeño.