lunes, 20 de enero de 2014

Solo importas tú



Alba dejó el aspirador a un lado mientras tomaba un vaso de agua. Al mirar hacia el cuarto de juegos de los niños, descubrió un teléfono con ojitos sonrientes y una nariz roja... igual al que ella tenía cuando era niña.

Sus ruedas desgastadas le hicieron recordar a la Sra. Teresa, la bajita y regordeta colombiana que todos los martes y jueves la iba a buscar al colegio.

-Cómase también la ensalada -dijo Teresa con su acostumbrada voz autoritaria y su inconfundible acento neogranadino.
-¡Pero es que no quiero! -respondió Alba, como siempre. 
-Ese no es mi problema, señorita. Usted se come la ensalada y yo le cuento lo que pasó anoche en el capítulo de "La dama de rosa".
-¿Y si me lo dice y luego me la como? 
-Sí, claro. Usted se cree que yo nací ayer, vea.

Alba sonrió pícaramente, mientras buscaba en su iPod el tema de "La dama de rosa" y se disponía a limpiar el polvo de los juguetes. Las empalagosas letras de Franco de Vita la llevaron a otras conversaciones con Teresa.

-¿Su casa es bonita, Sra. Teresa? -preguntaba una Alba adolescente.
-Mucho, señorita. Tiene flores en todas las ventanas, un corral detrás y un huerto que le encantaba recorrer a mi Jon.
-¿Y por qué no vive allá? ¿Por qué se vino?
-La guerra, señorita. La guerra es muy mala, y yo por mis hijos hago lo que sea.

Alba volvió a la realidad, y no pudo evitar las lágrimas cuando oyó en su iPod: "Solo importas tú. Da igual si tengo todo o nada, solo importas tú".

Recordó lo afortunada que se sentía de ser una ingeniero y no tener que huir de la guerra como la Sra. Teresa. 

Recordó los días en que parecía que tendría una brillante carrera. 

Recordó la paulatina pérdida de su calidad de vida y también el día en que decidió irse a España.

Recordó la cara de su bebé, por quien daría la vida si fuera necesario.

Y luego vio la cara de Teresa reflejada en su propio rostro.

Alba apagó el iPod, se limpió las lágrimas y se irguió. "Solo importas tú. Por ti hago lo que sea", dijo en la distancia a su bebé. Luego tomó con fuerza el trapo y siguió limpiando los juguetes de otros.