domingo, 13 de enero de 2013

Carta de una madre desesperanzada

Esta carta la escribe Natalia, una madre venezolana que, por proteger su identidad y la de su hija, me ha permitido publicarla usando un seudónimo.
 
Natalia escribe a su hija, una emigrada venezolana que ahora reside en Australia, y a quien llamaremos Andrea.
 
El punto de partida de esta misiva es el artículo de Yolanda Valery publicado en la página de la BBC Mundo, titulado "Por qué la oposición venezolana no levanta cabeza", y los hechos ocurridos -y los que dejaron de ocurrir- el pasado 10 de enero de 2013, fecha en la que Venezuela dejó de ser una Democracia.
  
 
¡Hola, mi Andrea!
 
Qué bueno que me escribes, aunque el texto es desolador.....pero desgraciadamente acertado. Sólo había que ver la caterva que inundó ayer las calles de Caracas: mujeres mal vestidas, hombres desdentados, niños henchidos de fanatismo....había para todos los gustos; todos hacían de las suyas: unos se drogaban a la vista de todos, otros bebían cerveza y ron hasta perder la compostura (incluyendo a las mujeres), otros se abalanzaban como perros hambrientos sobre la tarima de los puestos encargados de repartir comida preparada, otros, sobre los puestos que entregaban bolsas de víveres de pésima calidad; otros lloraban clamando al cielo por la salud de su tótem; otros bufaban, en el colmo del paroxismo, toda clase de improperios contra los que, a su juicio, deseaban la muerte de su dios, léase opositores.

Fue un espectáculo dantesco, indigno, abyecto. La plebe vomitó todo su odio y aplaudía frenéticamente ante las arengas de los lacayos del régimen cubano que presidieron el aquelarre. Allí se vitoreó el acto más indigno que pueda llevar a cabo un pueblo: su entrega incondicional al régimen oprobioso cubano.

Por primera vez en mi vida me avergoncé de ser venezolana; sí, siento que ya todo está perdido porque este gobierno traidor ha descubierto que puede postular a un perro, a una serpiente, a cualquier animal, a cualquier piltrafa humana, en la seguridad de que esa plebe -la misma que se regodeaba en el circo romano con los sacrificios de los cristianos, la misma que se complacía al ver guillotinar a miles de seres en los tiempos de la revolución francesa- aceptará, no con resignación, sino con complacencia morbosa cualquier propuesta que le hagan, eso sí, siempre que le garanticen la continuidad en el empleo estatal, o que le paguen para aplaudirlos, o que los protejan cuando quieran invadir un terreno, o saquear un negocio, o agredir a cualquiera por el sólo hecho de andar decentemente vestido. Miles de adolescentes que quieren parir para que les den su paga por cada muchacho que tengan, no están dispuestas a perder ese "privilegio", así que ellas y sus madres, que las aúpan, tienen que respaldar la robolución.

Los "líderes" de la oposición se dedican a manifestar su descontento de la manera más sutil, no vaya a ser cosa que les saquen los trapos al sol, que los delaten por los pactos subrepticios que han hecho con el gobierno. Nada de acción, que para eso están los ilusos estudiantes, pobrecitos, ya van unos cuantos heridos y arrestados y los "líderes" los dejan hacer para que en el exterior tengan la sensación de que "el pueblo está luchando por su libertad", aunque a lo interno no son capaces de acompañarlos ni siquiera con una palabra de aliento.

Así están las cosas, querida hija, así que ya no tengo esperanzas, ya no voy a seguir orando a Dios para que nos socorra, no vaya a ser que me conteste -con toda razón-que para eso nos dio el libre albedrío.

Mañana te volveré a escribir de cosas más gratas. Mientras tanto, agradece mucho a Dios y a tu ángel de la guarda por haberte dado la oportunidad de vivir lejos de este infierno.

Te amo y te recuerdo a cada instante.
 
Que Dios te bendiga siempre.
 
Natalia.-