sábado, 3 de octubre de 2009

Esperemos... o Pesadilla en el supermercado


Estaba atascada en el supermercado... no pasaba nada... Más de una hora en cola porque cuando tenía a una persona adelante se cayó el sistema y nos fregamos todos. 20 cajas llenas de gente, todas mirando hacia los lados. Los niños se fastidian, algunos lloran. Al lado tengo uno simpático que me cae bien y me sonríe. Lástima que los padres se dieron cuenta y empezaron a echarle broma conmigo... "eeeso... mira al picaróoon...". El niño sigue sonriendo pero ya no me mira. Me duele la espalda. Veo uno de los carritos que me rodea y recuerdo que olvidé comprar proteínas. "¿Me das un segundo?" Le pregunto al de enfrente sin ser muy específica, pero él entiende... Regreso con camarones, tocineta, pollo... nada más porque me dio pena que el de enfrente pensara que fui a hacer la cola y lo dejé cuidando mi carrito para luego hacer el mercado. Regreso; espero. Me doy cuenta de que el señor de enfrente no está solo, y las dos mujeres que lo acompañan están haciendo mercado mientras él está en la cola cuidando su carrito. Antes me había dicho: "Te da chance de buscar algo más". Le dije que no, que gracias, que sólo había olvidado los congelados porque siempre los dejo de último.

Tengo sed, sueño, fastidio. Dejé que limpiaran el carro porque el chico de abajo me dijo que había mucha gente. "Menos mal", pienso... "Al menos alguien hace algo en este tiempo tan insufriblemente perdido". Los cajeros se fastidian... se paran, vuelven, se vuelven a parar. "Todos estamos igual", comenta una de las señoras que viene con el de enfrente, que ya no está. "Imagínese... esto puede ser desde diez minutos hasta..." comento, pensando que pudiera ser todo el día... o toda la vida. Ella se me adelanta y termina la frase: "¡más de una hora!". Disimulo mi asombro con una mueca tipo "qué desgracia". "Deberían tener un plan b", digo, "porque ¿qué pasaría si se va la luz, que ahora es tan frecuente?" La señora abre los ojos con esa expresión de quien ve un árbol en la mitad de la calle que transita todos los días por primera vez. "Oye, verdad... ¿Qué pasaría entonces?". Nadie contesta. En realidad es una de esas conversaciones que uno se ve forzado a tener porque la vida se antojó de que compartieras tu existencia con unos cuantos extraños durante más de una hora. Igual me pasó ayer, en el banco... La señora que tenía delante terminó contándome su vida y obras, y yo, agradecida por la distracción, pensaba de vez en cuando: "No vuelvo a un banco en quincena MÁS NUNCA". Eso también lo pensé la vez anterior.

En fin, hoy es uno de esos días en que uno suspira aliviado porque se acabó.

Mañana será otro... esperemos que mejor.

Esperemos que no se caiga la línea, ni que se vaya la luz.
Esperemos que no tiemble ni llueva muy fuerte porque se inunda Caracas.
Esperemos que el ABA no esté tan lento, ni que volvamos a aquella época en la que las llamadas "se ligaban" (habrá que explicarle este concepto a los más pequeños, quienes nunca han usado un teléfono que no tenga botones para pulsar).

Esperemos que otras personas también vean necesario tener un plan b.
Esperemos que lo concreten y lo tengan a la mano "en caso de emergencia".
Esperemos que el gobierno también.