martes, 10 de marzo de 2015

Gotas de Paz

 
Mural en el CEIP Ballester Fandos
 
 
Entrar en el Colegio Público Ballester Fandos de Valencia, es respirar un aire de optimismo para quienes luchan por los derechos humanos en el mundo. Ubicado en una zona poco favorecida, sus profesores luchan contra el absentismo, y con la ayuda del programa de Educación en Derechos Humanos de Amnistía Internacional Valencia, coordinado por María Escalona Ponce, forman niños conocedores de sus derechos, conscientes de los problemas de otros niños (como los niños soldados, la discriminación contra las niñas que no pueden estudiar, el uso de niños para trabajar...) y respetuosos con el medio ambiente.
 
Entro con María y es como estar con una súper estrella: todos los niños la conocen y la saludan inmediatamente. Me llama la atención un mural de Nelson Mandela que han pintado los niños junto a Pichi y Avo, unos colaboradores llevados por Amnistía Internacional. "No queremos dar charlas aburridas", dice María, mientras me cuenta que intentan que los niños aprendan sobre los derechos de la infancia mediante actividades en las que participen, como gymkanas, hip hop o cuentacuentos.
 
 
 
Mural de Nelson Mandela hecho por Pichi y Avo
 junto con los niños
 
 
Hoy vamos a ver una de ellas: Amnistía ha llevado a una compañía de teatro, Lupa Teatre, con un cuento inspirado en El Principito de Saint Exupery. El colegio no tiene auditorio, pero en el gimnasio se hacen maravillas: los más pequeños se sientan en dos bancos alargados, mientras que los grandes traen sus propias sillas desde el aula.
 
 

Los niños llevan sus sillas, ven la obra, participan
en el coloquio y curiosean tras bastidores
 
 
Comienza la función y me llama la atención lo atentos que están hasta los más pequeños. "Están acostumbrados", comenta uno de los profesores, "los llevamos mucho al teatro y a los museos". Así compensan la poca vida cultural que tienen en casa. Una vez terminada la obra, preguntan a los niños qué les ha parecido y qué mensaje tenía. Una niña de unos 8 o 9 años da en el clavo: "Que los niños no deben pasar hambre, trabajar ni ir a la guerra". Otro lo confirma: "Que el trabajo de los niños es estudiar y divertirse". Las respuestas evidencian la atención prestada y la conciencia que ya tienen los pequeños.
 
Antes de irnos visitamos el huerto: un pequeño espacio que han usado en el colegio para sembrar ajos, lechuga, coliflor... Me encanta ver que a estos pequeños también se les inculca la conciencia por el medio ambiente desde una actividad tangible, y que los frutos de su esfuerzo serán para su consumo.
 
 

El huerto escolar
 
 
Por último, en este espacio creado con un programa adaptado para los niños de un sector humilde, veo un muro que me llena de esperanza: "Fes que ploga la Pau" (Haz que llueva la Paz) nos muestra al mundo rodeado de gotas en las que los niños han puesto sus deseos en el Día Internacional de la Paz. Leerlo es reconciliarse con el futuro de la humanidad.
 
 

Gotas de Paz
Gota 1: "Deseo que no 'halla' violencia de género". María
Gota 2: "No al racismo".
Gota 3: "Deseo que no 'aia' 'mas' racismo en el mundo y que no 'aia' esclavitud. Paz. Amor".
Gota 4: "Deseo bailar juntos".
Gota 5: "Deseo que no 'hallan' más guerras y que no nos 'pelemos' solo quiero paz".
Gota 6: "Deseo que 'nohaya' más niños soldados".
Gota 7: "Deseo que haya igualdad de 'genero' y que no se discrimine por color". Yeru
Gota 8: "Deseo a todo el mundo paz, amor y libertad". Gabriela